enero 09, 2012

Aromar el aire...



















Montes de orégano en la noche crecen
y se diluyen en la madrugada.

Un árbol es la torre de la iglesia.
Voltear la carga y aromar el aire.
En silencio los pájaros escuchan.

Andar como sonámbulo entre cerros;
despuntar de mañana:

Es la estrella en el polvo
erizada de espinas.
Es la flor y es el canto
que amanecen.

A ratos entre escombros y zozobras,
dormita el fugitivo de sí mismo.

Autor: Víctor Sandoval

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